NAUFRAGIO DEL ESCAMPAVÍA METEORO
En 1900 se puso la quilla a
este buque en los astilleros Lever Murphy & Co. de Caleta Abarca, en Viña
del Mar. Fue lanzado al mar el 24 de noviembre de 1901.
Su casco era de acero y tenía dos máquinas de 400 HP cada una, fue diseñada para el servicio general de los faros en la zona austral de Chile, tenía una eslora de 150 pies (45,72 metros).
Su casco era de acero y tenía dos máquinas de 400 HP cada una, fue diseñada para el servicio general de los faros en la zona austral de Chile, tenía una eslora de 150 pies (45,72 metros).
Su primera comisión la efectuó
el 12 de febrero de 1902, cuando zarpó con destino al archipiélago Juan
Fernández trasladando a 40 colonos, un Sargento de Policía y tres Guardianes,
quienes se constituyeron en la dotación del retén de las islas, después de esto
se trasladó a la zona Sur de Chile para contribuir en la labor de mantenimiento
y reaprovisionamiento de los faros, boyas y balizas de la zona de Magallanes,
tareas que cumplía a cabalidad anualmente.
Remolcador Meteoro,
durante su construcción en los astilleros de Lever Murphy & Co.
El 10 de Mayo de 1918, el
escampavía "Meteoro" había zarpado de Punta Arenas al mando del capitán
de corbeta Agustín Prat Von Seitz, con la misión de recorrer el balizamiento y
boyas del Estrecho de Magallanes y la tarea de abastecer con víveres y carbón
los faros habitados de la boca oriental, Punta Delgada, Cabo Posesión y Punta
Dungeness. Cuando se encontraba fondeado en faena de reabastecimiento del faro
Dungeness y luego de despachar una chalupa en la cual se embarco el
Subinspector Sr. Larfán, aún no regresaba la embarcación cuando se levantó repentinamente
un fuerte viento del noroeste el que descompuso el tiempo levantando una gran
marejada que por la fuerza evidente, ponía en peligro la carga que llevaba en
cubierta, acumuladores de gas acetileno y los fanales de dos boyas luminosas
que el escampavía llevaba trincados en el castillo.
Por seguridad el Comandante decidió
suspender la descarga destinada a Dúngeness, ordenando levar el ancla para buscar
un lugar apropiado para capear el mal tiempo que iba en aumento, poniendo rumbo
a un lugar más protegido por el lado oriental de Dúngeness, en Cabo Virgenes,
donde el escampavía fondeó el 18 de mayo.
Allí había calma absoluta.
Horas después de fondear, se desató un chubasco de lluvia y nieve, con una baja
barométrica muy repentina y junto a ésta se sobrevino un viento
extraordinariamente fuerte del S.E., levantando una gran marejada que en pocos
momentos se convirtió en un furioso temporal.
Como el buque no se hallaba en
condiciones marineras para salir a capear navegando, por esto el Comandante
resolvió aguantar el mal tiempo en el fondeadero escogido. El buque, fuera del
peso de las boyas y las cadenas que llevaba en el castillo, había sufrido en
ese mismo viaje una avería en la máquina.
Ante el aumento de las malas
condiciones de tiempo, se ordenó fondear la segunda ancla para evitar el garreo
con el apoyo de las máquinas, el auxilió a la nave adoptado era una medida
prescrita para el caso, con lo cual el Meteoro podría aguantar cinco horas a lo
menos. Se habría podido evitar el naufragio si no hubiese sufrido un
entorpecimiento en el timón, causado por una escala de fierro que se metió en
ese sector y de una espía que se enredó en la hélice, lo que impidió seguir
empleando el apoyo de la máquina, desde ese momento el pequeño buque quedó a
expensas del mal tiempo e imposibilitado de efectuar cualquier maniobra y
azotado por las olas que barrían con su cubierta, una de las olas se llevó al
piloto García y el piloto Aravena que corría igual suerte logra aferrarse a la
barandilla.
En esos angustiosos momentos y sin
esperanzas de salvación, azotado por las olas, el Capitán Prat ordena el
salvamento del personal, la evacuación en tales condiciones se torna muy
peligrosa y difícil, el aliento del joven Capitán a la tripulación no decae a
pesar del frío, el Meteoro parecía juguete de las olas, la nave es llevada
hacia la playa donde a eso de las 06:00 horas encalla, Prat se mantiene en el
puente animando a su gente a abandonar el escampavías, al ver que no queda
gente con vida que salvar, el Capitán decide abandonar el Meteoro deslizándose
a través de un cable, es tomado por las olas y gracias a la intervención del
ingeniero Bacigaluppi es rescatado con vida, destaca también el arrojo del
ayudante del faro Dungeness Sr. Octavio Rojas, quien luego de encallar el buque
se amarró a una driza y se fue abordo logrando rescatar con vida a tres tripulantes
que se encontraban encerrados en la cámara y luego arrebató desde el oleaje a
un mozo que luchaba por su vida,
Finalmente el escampavías naufragó
perdiéndose totalmente.
En el siniestro perdieron la vida
trece personas: el contador Roberto Silva Avalos; el piloto 3° Eduardo García
Latorre; el telegrafista 2° Nicolás Varas Astudillo; los maquinistas 2°
Gumercindo Muñoz Ceballos y Manuel Mora Rubilar; el herrero Guillermo Rojas
Morales; los marineros Ignacio Loncuant Huayten y Manuel Torres Muñoz; los fogoneros
Manuel Saravia Quevedo, Lorenzo Rasmussen Oyarzún y Dionisio Silva Torres,
además de la esposa del guardián del faro Dúngeness, la Sra. Carlota Álvarez de
Espinoza y su hijo Manuel Espinoza Álvarez.
Poco después, en vista de la
inutilidad de salvar el casco de la escampavía, se procedió a extraer todo el
material que fuere posible recuperar, desarmándolo completamente y sacando las
calderas y toda la máquina, con excepción de las calderas y algunas maquinarias,
todo el resto fue enviado al arsenal de Talcahuano para su reutilización.
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