sábado, 3 de junio de 2023

LA HISTORIA DE UN LUCHADOR

 

LA HISTORIA DE UN LUCHADOR

 

¡Y para qué necesitan un Electrónico los Fareros!, con esa expresión el Oficial Superior que pasaba la revista, le interrogó, después de escucharle con voz fuerte y clara: “Cabo 2°, Afecto a Radio Telegrafista, Iván Rodrigo Vargas Marín, alumno del curso de especialidad de Mecánico Electrónico, mención FAROS, mi Almirante”.

 Bueno, la respuesta no tardó en escucharse; existen en la actualidad una serie de faros, en el Estrecho de Magallanes que cuentan con avanzados sistemas de comunicación y de radar, los cuales requieren mantenimiento y reparación ¡Mi Almirante!

La verdad, es que esa prosa formaba parte de lo que le habían contado como parte de la “vendida de pomada, por parte de los instructores” y formaba parte también de sus argumentos, cada vez que le hacían presente lo extraño de la especialidad a la que había optado, pero en realidad no sabía mucho de aquello todavía.

Con el pasar del tiempo se fue dando cuenta que su labor; en esa oportunidad eran 3 marineros los que cursaban, y hoy en día se mantiene una dotación de alrededor de 10 especialistas técnicos, electricistas y electrónicos, los cuales se desarrollan en el Servicio de Señalización Marítima y sus respectivos Centros Zonales; era mucho más amplia de lo que se pensaba y porque no decirlo, entretenida y llena de nuevos conocimientos.

Luego de 9 años de servicio como técnico en el área de faros, y gracias a sus estudios profesionales paralelos, dejó su estatus en la Armada de Chile, para seguir sirviendo en el Servicio de Señalización Marítima, en su calidad de Ingeniero en Telecomunicaciones. En este cambio de condición se dio cuenta que la experiencia acumulada en electrónica era enorme, el trabajo realizado se fue ampliando a ramas tan diversas como la luminotecnia y fotometría, microondas, comunicaciones, sistemas de telecontrol, informática, control automático, pedagogía, etc., todas materias que obviamente han conformado su formación integral y puede decir con orgullo que es casi un Ingeniero de Faros, incomparable por supuesto a aquellos hombres de hierro como Don George Slight y Sabino López, quienes sí lo eran.

Su historia personal en el área de la Señalización Marítima, había comenzado con algunos años de anterioridad, para ser más exacto el año 1984, cuando comenzaba su carrera naval, ostentando lo que para él era importante, una sola y lánguida rayita bajo el ancla, es decir, marinero 2° afecto a radioperador, en el entonces Subcentro de Telecomunicaciones de Puerto Williams, la repartición que marcó y modeló su espíritu de cuerpo y donde, algunos que han estado al principio de su carrera en esas latitudes,  crean una predisposición especial a los trabajos y sacrificios que convierten a cualquier marino en algo así como un “todo terreno” para siempre.

 En esa unidad formó parte durante dos años, de la partida de reparaciones de Faros y P.V.S., donde compartió con muchos fareros, numerosas comisiones de reabastecimiento, construcción y mejoramiento de instalaciones aisladas; apenas dos semanas después de su llegada a dicha zona se producía el bautismo en las gélidas aguas del Canal Beagle, cuando obligados por lo difícil del desembarcadero la comisión tuvo que salir de la Punta Yawl, cercana a Puerto Toro, empujando desde el agua, entre huiros y algas, mojado hasta el cuello, el bote zodiac que los llevaría a la LPC “Tronador”... bonitos años llenos de recuerdos y sacrificio que marcaron su personalidad para siempre.

          Luego vino el curso de especialistas donde las experiencias vividas sirvieron de antesala para definir la opción ya tomada con anterioridad; “Electrónico mención Faros”. Igual no fue fácil conseguir la aprobación del mando para cursar esta “particular” mención, frases como “Usted tiene que cursar Guerra Electrónica o Radares, para que se vaya embarcado”, eso era justamente lo que él no quería. Finalmente, después de muchas peticiones, antesalas, explicaciones y esperas, lograron partir el segundo semestre de 1987, con 3 seleccionados a la mención FAROS.

Después de esta preparación inicial y con el ansiado electrón en la manga izquierda, ya habiendo cursado la especialidad de Electrónico Faro y habiendo tenido la oportunidad de participar en algunas actividades y periodos de clases y entrenamientos en el recinto PUNTA ANGELES, liderados por Don Jorge Álvarez Barraza, Suboficial Mayor Faro, instructor de muchos de los especialistas de la época, a quienes cautivó, contándoles que los lentes Fresnel de las linternas americanas, eran fabricados con el mismo material con que se fabricaban las escafandras de los astronautas de la NASA. Años después, ya trabajando en USA y en particular en una empresa que fabrica equipamiento para faros, aún no ha podido comprobar esta característica de los lentes, pero supone que habrá sido alguna “artimaña” de mercadeo de la época que se publicó en algún catálogo.

Después de eso, vino todo un proceso de aprendizaje con sucesivas comisiones a distintos faros del país, principalmente, reparando e instalando radiofaros y otros equipos de gran envergadura, siempre alentado por el deseo de seguir progresando y con la inapreciable enseñanza de quién por muchos años fuera su jefe, el Sgto. Iván González Vicuña. Las comisiones se incrementaban y su grado de dificultad también, ya don Iván González se había ido transbordado y luego a retiro, el ya era flamante Cabo 2° Mc. Eln. F., supuestamente ya experimentado, recuerda que en una oportunidad en que lo llama el Jefe del Servicio de Señalización Marítima a una reunión a CARLIF, el dependía en esa época aun del CEMAR ELECTRONICA, ubicado en Playa Ancha Radio, el Capitán lo lleva a recorrer el patio del recinto, mientras lo interroga acerca de su experiencia técnica y capacidades, había que ir a reparar el RADIOFARO TUGA (Faro Tortuga, en Coquimbo), terminó viajando en comisión a Coquimbo y reparando el Radiofaro a válvulas marca AME, equipo fabricado en los años 60, con sus famosas válvulas de potencia 4-400 y sus válvulas rectificadoras que funcionaban con 1000 VDC.

DISPERSO, la tarea no fue fácil, mezclar el trabajo cotidiano, con la pedagogía formal al hacer clases en la entonces ESLIF a distintos cursos de Oficiales y Personal en distintas asignaturas, el permanente entrenamiento un poco más informal del día a día con los colegas, más sus estudios profesionales (un técnico, dos ingenierías, una licenciatura y un par de diplomados), fue evidentemente una tarea agotadora, sumado a las responsabilidades personales, solía explicar que en esta etapa de su vida, todo lo hacía un poco a medias, era medio papá (en 1991 nace su hija, Ana Paula), medio pololo, medio hijo, medio estudiante de salsa, medio estudiante de inglés, medio empresario (vendiendo útiles escolares en una pequeña librería en Viña del Mar, La casita Mágica), medio profesor guía, medio jugador de baby futbol, medio buzo deportivo, medio jugador de tenis, medio reparador de camioneta Toyota SURF diesel Turbo, medio ensamblador y vendedor de computadores (incluyendo copia pirata de la enciclopedia ENCARTA), medio filatélico, medio numismático, medio radioaficionado (Novicio CE2RKP) y muchos otros “medios” o distintos porcentajes que asignaba a distintas tareas, se ganó más adelante el apodo de DISPERSO y creo que hasta el día de hoy, sigue por ese camino.

LIDER DEPORTIVO, creo que la parte deportiva, merece una sección especial. Nunca fue muy bueno para los deportes, siempre le han gustado las cosas acuáticas, pero nunca ha sido bueno en ninguno de ellos, pero su espíritu de líder, lo hizo arrastrar y entusiasmar a varios en distintas actividades, entusiasmo siempre le sobró, aunque la condición física nunca fue de lo mejor.

Por allá por 1995, por alguna razón llegó una raqueta de tenis a sus manos, seguro producto de algún trueque o cahuín parecido, el hecho es que se inicia en la etapa de tenista, jugaba el día miércoles deportivo con un grupo de amigos en distintas partes, algunos hicieron esfuerzos económicos para adquirir el equipo y llegaron con sus mejores “raquets”….. demasiado tarde, ya había migrado al buceo deportivo, primero con trajes prestados, pero luego el grupo y el entusiasmo fue creciendo, a tal punto que 3 de los miembros, incluyendo uno de sus “socios” Roberto Fernández, se aventuraron a que un buzo Armada les hiciera clases teóricas y prácticas para prepararlos para el examen de buzo deportivo, el buzo (promoción 85) los hizo pebre, nadaron en un par de fines de semanas, más de lo que se nada en un año y medio en la Escuela de Grumetes, ya casi no podían ni moverse para asistir luego a las clases teóricas, cuento corto nunca dieron el famoso examen, pero si salían todos los fines de semana a Horcones, Torpederas, y otros lugares, el preferido era las Torpederas, ya se conocían cada bototo y neumático en el fondo marino, se les unirían más tarde algunos otros entusiastas (Mario Barahona, Gonzalo Barahona, Marco Rifo, Henry Arriagada, Gustavo González y algunos otros eventuales, que nadaban en la orilla), pero equipados bien, tenían trajes dobles (pechera y chaqueta) de 6.5 mm, 3 set de botellas y reguladores, más un montón de otros cachureos,.. la aventura terminó (al menos para el, cuando abruptamente le reventaron un vidrio de su Toyota SURF en las afueras del trabajo (Levarte 66) y le sustrajeron su bolso deportivo con la mayoría de los artículos de buceo, entre medio hacía sesiones de trote con Gustavo González (aun no recupera las 5 lucas que se tragó el mar y que las llevaba en el bolsillo del short, cuando se tiraron un piquero en la playa,.. el problema es que el dinero era para comprar la mejora de rancho,.. ja ja ja), también salía a veces a trotar con Ricardo Valenzuela, ambos eran corredores de semi fondo, que le sacaban cuadras de ventaja, otras veces matizaba con salidas en bicicleta con su amigo Mario Lagos, hasta que una vez se le cortaron los frenos bajando desde el Paseo 21 de mayo, desembocando en calle Carampangue, mejor dicho, aterrizando de emergencia en las matas de Carampangue, le corría la sangre y los pellejos rotos y aún tenía que bicicletear cerro arriba para regresar. Así ha sido toda su vida, saltando de deporte en deporte en deporte, aun en la actualidad tiene indumentaria completa y muuuuchos accesorios para todos los deportes mencionados y algunos otros; varios discípulos aun le siguen y se “embarcan” en la adquisición de artículos deportivos, eso demuestra la parte liderazgo, pero no necesariamente el ser bueno en algún deporte, todos los practica a medias, por cierto si sacó finalmente su licencia de buceo deportivo, como 20 años después de las incursiones en las Torpederas relatadas.

BANDERA 521, para una mejor descripción de esta etapa, que le ha acompañado toda la vida, habría que rebobinar el “cassette” más de 50 años, siendo hijo único de un Papá peruano, descendiente de una familia numerosa que vivió en Santiago y también en Punta Arenas, dueños de un gran emporio en Magallanes, su padre fue el único de 7 hermanos que no tuvo una carrera profesional, siempre se dedicó a los negocios y a los amigos, nunca fue del todo exitoso en los negocios, un soñador, que se lo llevó el cáncer cuando tenía solo 7 años; por su lado su madre, persona muy dura de carácter, pero extremadamente inteligente y preparada, no por una preparación estudiantil formal, sino que era una autodidacta, muy buena lectora y después que rompías su coraza inicial, una muy buena persona, antes de que el naciera, ellos ya tenían negocios de importaciones, viajes a Tacna, contratos de burreros por el desierto, historias de bolsas infladas en el mar, que había que rescatar, todo eso para traer perfumes, juguetes, electrónica y otros artículos importados. Cuenta la “leyenda” que les fue muy bien “matuteando” televisores para el mundial de futbol de 1962, en 1966, cuando nació, ya había pegado algo de crisis económica en la familia, al poco tiempo de que tuvo conciencia, recuerda que ya se tuvo que vender el auto y también entregar el teléfono a la compañía, después fallece su Padre y todo fue cuesta arriba, su madre trabajo en varias cosas, pero casi todas ellas relacionadas con el comercio, siendo cajera y luego administradora de algunos lugares iconos para la época, como el restaurant La Jaula en el Pueblito del Parque O’Higgins o la Heladoteca El Faro de Apoquindo (hoy convertido en un banco), de pequeño vivió bastante solitario, pues su madre trabajaba fuera, hijo único, pero se acompañaba de su fiel compañero, su perro el Pitín y de sus amigos imaginarios,… ja ja ja,  pero igual guarda muy bellos recuerdos de BANDERA 521, Tercer Piso, Departamento Uno.

MERCADER, como era de esperar, hijo de comerciantes y mercaderes, algo tenía que heredar genéticamente y desde muy niño, alrededor de los 6 o 7 años, comienza en tareas de índole comercial... iniciando por cuidarle el quiosco de diarios a la Señora Ana, en la esquina de Catedral y Santo Domingo, mientras ella hacia los repartos de las suscripciones en los alrededores, evidentemente a esa edad no sabía manejar dinero, ni vueltos, así es que su poesía era algo como: “La Señora Ana salió a repartir los diarios, ella regresa en unos minutos, favor mire los diarios que están colgados y espere por ella o regrese más tarde”, por esa actividad le pagaban con una revista cada fin de semana, no recuerda que revista era específicamente, pero imagina que alguna del Pato Donald y el Ratón Mickey,.. aunque ya había aprendido a leer antes de ir al colegio, con menos de 5 años, hojeando las revistas COSQUILLAS de su papá escondido en el closet. De ahí en adelante, siempre vendió cosas, como un acto natural, confites en el colegio, cuadernos a crédito a sus alumnos, juguetes en navidad, algunas importaciones traídas desde Iquique, cachureos en el mercado persa de calle Mapocho, después en la feria del Belloto (V Región) y más adelante hizo de las ventas parte de su profesión, aunque su espíritu de mercader sigue activo y en operación, hasta lo han llegado a tildar de Gitano Cu_ _ _ _!, porque todo lo vende, computadores, bicicletas, autos; todo en su vida está a la venta por el precio correcto.

Todo esto no podría haberse llevado a cabo sin la participación de muchas personas, de los cuales ya muchos no están en servicio activo, pero que al igual que el, llevan el faro destellando en el corazón, aunque con el tiempo sus actividades se disgreguen. Para todos los que han colaborado en la realización de tan múltiples propuestas, como también, quienes le han apoyado en su labor personal instándole a seguir adelante, orientándolo y enseñándole todo lo que hoy sabe y que como muchos han podido apreciar, le gusta entregar en la mejor manera posible al resto de los especialistas, para así poder enfrentar en la mejor forma posible el desafío del siglo XXI, con faros y señales cada vez más avanzadas tecnológicamente, que le ha obligado a postergar muchos deseos personales y también a dejar inconclusas muchas ideas en pro del servicio, pero especialmente en favor de su personal. Muchos de estos proyectos, en los cuales se siente participe en mayor o menor medida, hoy día se han materializado; tales como el Museo de Faros, el Taller de Fallas y Simulación de Faros en la ESLIF, los Talleres de Electricidad y Electrónica del Servicio, el Laboratorio de Racones, el Boletín Informativo, los Cursos de Reentrenamiento, la participación de especialistas en entrenamientos y periodos de embarco en el extranjero y otros, como así mismo, varias ideas con que espera seguir contribuyendo al engrandecimiento de la historia de los Faros en Chile.

 

COLABORACIÓN DE: ING. SR. IVÁN VARGAS MARÍN (EX-CABO 1° (F.MC.ELN.))

 

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