sábado, 3 de junio de 2023

FARO ISLOTES EVANGELISTAS "LA ROCA"

 

FARO ISLOTES EVANGELISTAS

LA ROCA

 

          Ubicado en la boca occidental del Estrecho de Magallanes; faro de primer orden iluminado por primera vez el 18 de septiembre de 1896, aunque esta obra tan importante no se encontraba enteramente concluida, su luz comenzó a iluminar los mares apenas se construyó la torre, esto con el fin de prestar sus necesarios y utilísimos servicios a los navegantes del estrecho.

 Tan importante y necesario era un faro en aquel lugar, que a los pocos meses de estar en uso comenzaron a navegar por el Estrecho de Magallanes muchos vapores que antes lo hacían por el Cabo de Hornos, esto debido a la falta de una luz que los guiara para encontrar la entrada de esa importante ruta protegida; sobre todo ya que en aquellas latitudes siempre hay inestabilidad climática con grandes marejadas.

 Casi cuatro años demoraron los trabajadores liderados por el ingeniero escocés George Slight en dejar terminada la obra gruesa, en 1896 cuando comenzó a funcionar el faro, quedaba aún por finalizar la parte correspondiente a la habitabilidad para los empleados del faro, dependencias que fueron entregadas durante el año 1898.

 Evangelistas se construyó en el mayor y más occidental de los cuatro islotes, su casa y su torre son de piedra canteada traída desde el puerto Cuarenta días que se labró en el islote; tuvieron muchas dificultades para llegar con los materiales, por el mal tiempo, que es muy normal en esas latitudes.

Cuando se inauguró quedó con una característica de luz blanca variada por destellos cada 30 segundos y visible hasta 20 millas náuticas; su aparato de primer orden se ubicó a 58 metros sobre el nivel del mar y a 11 metros sobre el terreno. Los primeros guardianes y ayudantes que habitaron Evangelistas según registros fueron: Eduardo Williams; Pedro Azolas; Andrés Stambuck; Félix Arteaga; Vicente Arriagada y Samuel Uribe, tres de ellos efectuaban el servicio de guardias para mantener en funcionamiento el faro; el cuarto se preocupaba del servicio de la casa y los otros dos hacían uso de feriado o eran ocupados para efectuar reemplazos en otros faros de la zona.

 Durante los primeros años se tenía contemplado abastecer de víveres y carbón al peñón cada 2 meses, esta faena la efectuaba por lo general una escampavía; pero cuando las condiciones de tiempo no lo permitían; esta debía esperar un promedio de quince días para lograr llegar al islote y finalmente entregar el tan esperado abastecimiento; mientras tanto la dotación del faro aguardaba con ansias la correspondencia con las novedades de la familia que llegaban junto a los alimentos frescos y el combustible (carbón de piedra).

 El agua de bebida la obtenían de las lluvias que caían sobre el techo de la casa; este fue construido con una losa de cemento impermeable donde el agua se acumulaba, desde este lugar se canalizaba hacia un estanque, tarea que debía cumplir el personal con el servicio de guardia, ya que cuando sale viento fuerte este levanta la salinidad del mar y la espuma de las olas, excepcionalmente las olas que revientan con vientos de mucha fuerza bañan el techo de la casa.

Los fareros cuentan que durante la estadía en el islote y durante los días de calma, llegan unas pequeñas aves negras un poco más grandes que un gorrión, que los acompañan en sus actividades diarias con sus piar y pequeños saltos, los antiguos fareros los llaman “juanitos”, les convidan migas de pan o semillas y se acercan al ser humano sin atisbo de temor, al mirarlos a ambos desde lejos da la impresión que se acompañan y hasta conversan.

Durante los años de funcionamiento Evangelistas ha cobrado algunas vidas a sus dotaciones, el primero de ellos fue el guardián 3° Sr. Sillard en 1913, quien falleció por una enfermedad al estómago; luego en el año 1925 los Guardafaros Jorge Díaz afectado por una peritonitis y Antonio Cárdenas por una pulmonía, este último mientras era evacuado debido a lo débil que se encontraba fue embarcado como un bulto a través de la pluma, al llegar a la embarcación una ola lo cubrió completamente causándole una fulminante recaída; por lo que falleció antes de llegar a Punta Arenas; el día 13 de agosto del año 1963, fallece por caída al mar el Marinero (F.) Pedro Núñez Lagos, y la última persona que entregó su vida al peñón fue el Sargento 2° (F.) Juan Arzola Toledo, quien dejó de existir el 14 de mayo del año 1992, su deceso se debió a la intoxicación por monóxido de carbono mientras dormía en su camarote.

 En la década del 50 aún se cocinaba y se calefaccionaba con carbón y todas las dependencias mantenían sus características originales; más el hollín impregnado por años en las paredes de roca sin aislación, formar parte de la dotación de Evangelistas era muy sacrificado, la mantención que se hacía a las instalaciones era casi nula por la falta de recursos. Debieron pasar más de 60 años y muchas dotaciones viviendo en condiciones muy difíciles; hasta que en el año 1959 con la gestión insistente de las autoridades de la época; el supremo gobierno autorizó los recursos necesarios para recuperar, reacondicionar y modernizar las viejas instalaciones del faro. Se asignaron $ 12.000.000, con los cuales se dispuso la compra de materiales de construcción, madera, cemento, fierro, artefactos de gasfitería y a gas propano, cañerías, etc., la idea era recuperar y dejar en óptimas condiciones la casa en cuanto a comodidades para el personal, como, asimismo, lograr la eficiencia en el funcionamiento del faro.

 A fines de diciembre de 1959, ya estaba definida la dotación y los maestros que efectuarían el próximo relevo y los trabajos, lideraba a la dotación y equipo de trabajo el Sargento 1° (F.) René Escárate Arenas, secundado por el personal de dotación: Cabo 1° (F.) Ramón Velásquez G.; Cabo 1° (N.) Carlos Diaz D.; Cabo 1° (F.) Guillermo Vergara C. y el Cabo 1° (F.) Antonio Huilcan; los operarios eran: Julián Arteaga; José Santana D.; René Troncozo Z.; Eduardo Martínez E.; Arnoldo Pacheco R.; Florencio Alarcón G.; Aliro Gallardo P. y José Subiabre.

 El buque designado para el traslado del personal y los materiales, era el Patrullero Lautaro al mando del Capitán de Corbeta Don Federico Horn, durante los primeros días de enero se trabaja a toda máquina en el acopio y embarque de la carga (materiales de construcción, víveres y enseres personales); el día 12 de enero de 1960, zarpa el patrullero con sus bodegas y cubierta cargadas en demanda de Evangelistas; debido a los antecedentes climáticos, se esperaba poder entregar la carga en 30 días de trabajo, pero nadie contaba con el factor sorpresa, cuando recalaron al fondeadero del faro; las condiciones eran tan buenas que el patrullero pudo atracar al peñón; logrando con esto trabajar durante 25 horas 10 minutos corridos y entregar la totalidad de la carga, esta era la segunda vez que se atracaba un buque, anteriormente lo había hecho el escampavías “Yelcho” al mando del Piloto Pardo.

Los trabajos realizados en Evangelistas fueron un gran adelanto para la época, el faro quedó funcionando con todos sus artefactos a gas, la casa completamente forrada interiormente, el cielo raso se bajó en casi un metro permitiendo con ello guardar de mejor forma el calor, las comodidades y mejoras efectuadas en esos años, perduran hasta nuestros días, como asimismo las palabras que sellaban el informe de fecha 27 de abril de 1960 del Sargento (F.) R. Escárate A.: “Cuando os encontréis prestando tus servicios en aquel solitario faro. Recordad, cuanto ha costado obtener esta satisfacción y como cosa propia CUIDADLO”.

 


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