sábado, 3 de junio de 2023

GUAFO, UNA NOCHE PARA OLVIDAR

 

GUAFO, UNA NOCHE PARA OLVIDAR

 

 

Martes 10 de diciembre de 1968, es un día anormal para la temporada, ha llovido durante todo el día, por la tarde el viento aumentó y la lluvia se hizo más tupida y mojadora, la dotación del faro se mantuvo encerrada en la casa habitación, la temperatura muy baja, el viento soplando desde el noroeste, nubes bajas y negras cargadas de agua, acompañaban este aterrador paisaje, ruidosos truenos seguidos por la luz de vistosos relámpagos que iluminaban el escenario, durante todo el día la presión bajando rápido, signos visuales muy claros de malas condiciones de tiempo, esa noche había que dormir más arropado por el frio; nada hacía presagiar lo que vendría al hacerse la oscuridad.

 A faro Guafo por ese tiempo se contemplaba el envío de 8 personas de dotación, siempre había mucho trabajo que efectuar en las vetustas instalaciones, era considerado un faro y radio estación marítima importantes para la navegación, por lo que era necesario destinar una adecuada cantidad de personal para llevar a cabo las diferentes tareas de control, escucha, meteorología, traslado de carga, despeje del camino carretero, mantención de los equipos mecánicos, electrónicos y de comunicaciones, en esa oportunidad la gente asignada estaba compuesta por 3 especialistas en faro, 3 radio telegrafistas, 1 electrónico y 1 cocinero.

 La penumbra dio paso a la oscuridad total, cerca de las 23:00 horas la presión barométrica baja bruscamente por sobre los 9,9 milibares, nos encontrábamos en el medio del temporal, el viento noroeste se hacía cada vez más intenso llegando a hacer temblar la casa, la ventana de la oficina administrativa y transmisora del faro; ubicada en el segundo piso por el lado norponiente de la casa, se rompe dando inicio al caos, tanta era la fuerza destructora, que no nos permitía reparar los daños causados; con los ayudantes alcanzamos a rescatar algunas cosas como el transceptor Lagier (equipo de comunicaciones), algunos libros importantes y los reglamentos; materiales que fueron llevados a la oficina de la radio estación ubicada en el primer piso por el lado suroeste, junto a la torre del faro que le servía de protección. Las instrucciones del jefe del faro eran de refugiarnos todos en este último lugar, el farero de guardia mientras tanto; preparó y transmitió la observación meteorológica con un grupo extra considerando la variable barométrica superior a 9,9 milibares y el aviso de mal tiempo.

 El viento tomo mayor intensidad y varió hacia el cuadrante Norte invadiendo todo en la casa, escuchábamos mucho ruido y de un momento a otro la estructura se estremeció toda como si fuera un fuerte terremoto, los ruidos se confundían, vidrios quebrados, ruidos metálicos, rajaduras de madera, de un momento a otro el frio y el viento nos invadió, los más osados nos asomamos a mirar que pasaba; la casa ya no contaba con el segundo piso y el cielo raso del primero desapareció, las antenas de los transceptores cortadas, no había comunicaciones y tampoco techo, en la oscuridad solo veíamos pasar las negras nubes cargadas de agua, mientras el viento hacía de las suyas arrastrando lo que hubiera suelto. Al lado de la radio estación; en una pendiente protegida, se encontraba una mediagua que resistía sin inconvenientes las rachas de viento, no teníamos donde protegernos y nos estábamos mojando, en ese momento esa estructura era el refugio más seguro del recinto, por lo que todos nos metimos en el subterráneo de ella para esperar las primeras luces de la amanecida, aun cuando el viento había rotado para el suroeste, se mantenían las precipitaciones, la temperatura comenzó a bajar y la lluvia dio pasó a chubascos de granizo y mucho frío, a media mañana calmó el mal tiempo, salimos a observar y evaluar los daños; todo el segundo y parte del primer piso de la casa habitación desaparecido completamente, incluido el techo, cielo raso, paredes, vigas, muebles, no había nada en los alrededores. La torre del faro y la media agua resistieron sin inconvenientes.

 Había que tomar el control de la situación evaluar e informar con el equipo de comunicaciones rescatado el día anterior.

 Como jefe del Faro, organicé en tres grupos a la gente:

 -        Jefe de la radio y electrónico, debían restablecer las comunicaciones utilizando los trozos de antenas que se pudieran rescatar colgándolas de la torre del faro, mientras el jefe de faro trabajaba afanosamente en dejar operativo un motor generador y su respectivo cableado para alimentar el equipo transceptor Lagier.

-        El Cabo Faro Aguirre y el cocinero debían solucionar la logística, rescatando los víveres en buen estado y luego buscando algunas latas para poner un techo provisorio al sector de la cocina.

-        La gente disponible de faro y radiotelegrafista, debían despejar los escombros que pudieran ser un peligro, habilitando los espacios que fueran seguros y factibles de utilizar.

 Al mediodía del 11 de diciembre logramos restablecer las comunicaciones con Puerto Montt para informar por mensaje oficial, que la casa habitación del faro fue destruida en un 90% por un fuerte temporal, torre y sistema de iluminación del faro funcionando normal, observaciones meteorológicas suspendidas por instrumentos destruidos, la radio estación marítima fuera de servicio, pero lo más importante es que todo su personal se encontraba sin novedad y buen ánimo.

 

Colaboración de: SOM Sr. Carlos Cares Astroza

 

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